El proyecto comenzó en un campo en San Andrés de Giles, Provincia de Buenos Aires, donde había un importante cactuario de cereus. Sin ser expertos en el tema, comenzamos a plantar por esquejes (trozos de tallos sin raíces) en grandes macetas y en distinos lugares del campo y asi, por casualidad, nos fuimos dando cuenta de las extraordinarias formas que estas plantas iban tomando, sus tamaños, su natural afán de supervivencia y su fácil mantenimiento. A partir de allí nació la necesidad de encontrar nuevas especies, nuevas familias, nuevas formas (por su valor ornamental), encontrandonos, con el tiempo, con un importante cactuario que se imponía solo, dando al campo un sello distintivo. Llevados más por la pasión y el amor hacia estas particulares plantas que por el conocimiento o la experiencia, de a poco hemos ido aprendiendo sobre este particular y complejo mundo de los cactus.
